Segóbriga es el más claro ejemplo de la progresión social y del desarrollo urbano en la Meseta sur en la época romana.
Citada en las fuentes antiguas en el marco de las guerras de los siglos II y I a.C, y definida por Plinio como extremo de la Celtiberia, las evidencias de su etapa prerromana son muy débiles, y se reducen a algunos objetos descubiertos en contextos arqueológicos posteriores y a unas pocas monedas.
Las referencias de Plinio a la riqueza de sus minas de lapis specularis, el yeso cristalizado que serviría como cristal de ventana para las viviendas modestas, y que permitía decorar estancias con celebraciones y días señalados, deja entrever que la vida de la ciudad y sus transformaciones tuvieron mucho que ver con el rendimiento de estas explotaciones.
La minería y la explotación agrícola de la periferia debieron de ser los motores principales del crecimiento y desarrollo monumental de Segóbriga, que llegó a albergar un teatro, un anfiteatro, unas grandes termas públicas, una basílica, templos, mercados, etc. hasta convertirse en el más importante centro urbano de la Meseta meridional y punto de referencia para la vida urbana al modo romano en estas tierras.
TEATRO DE SEGOBRIGA
El Teatro de Segóbriga es uno de los edificios singulares de la ciudad y de la Meseta. Presenta un hemiciclo o cávea casi semicircular y una escena monumental recta, hoy destruida casi hasta sus cimientos, pero que estuvo lujosamente adornada con columnas de fustes estriados y de tipo salomónico y con basas y capiteles ricamente decorados. Entre las columnas se colocó una serie de estatuas representando togados y musas.
Fue construido sobre la ladera norte del cerro, apoyado directamente en la roca y fuera de la muralla de la ciudad. Estas condiciones permitieron su mejor conservación, y que haya llegado con su graderío casi íntegro hasta nosotros.
El edificio tenía capacidad para algo más de 2.000 personas; comenzó a construirse a fines de la época augustea, aunque las obras se debieron de prolongar hasta finales del reinado de Vespasiano, en el último cuarto del siglo I de nuestra Era.
ANFITEATRO
El anfiteatro de Segóbriga es el único de los conservados en el interior de Hispania y el elemento emblemático de la ciudad durante siglos. Construido sobre la ladera del cerro, y también fuera de la muralla, la edificación se hizo al mismo tiempo que la del teatro.
Ofrece una planta elíptica, con un eje mayor de 74 m orientado de Este a Oeste, donde se abrían sus dos puertas principales. Ocupa una superficie total de 3.836 m², dando cabida a unas 5.500 personas.
FORO
Por el camino que discurre hacia el cerro entre el Teatro y el Anfiteatro, es decir, por la antigua entrada principal de la ciudad paralela a la muralla, se entra en el conjunto urbano por la llamada Puerta Norte. El visitante se encuentra en este punto con el Foro y sus edificios laterales, parcialmente excavados y visitables.
El Foro conserva su plaza central enlosada, a la que se accedía por una gran escalinata, y en el centro qeuda aún una gran inscripción grabada en el suelo, que recuerda a Proculus Spantamicus, un rico personaje que pagó en época romana estas obras.
TERMAS MONUMENTALES
En la parte superior del cerro, dominando toda la zona urbana, se encuentran las Termas monumentales. Fueron construidas en época flavia, y a ellas se accedía por una calle escalonada, hoy restaurada en su estado original. Este edificio disponía de un gran patio columnado descubierto, apto para la conversación y los ejercicio gmnásticos, y desde él se accedía a las salas frías, templadas o calientes, que caracterizan este tipo de construcciones. En la sala fría (frigidarioum) se conserva una piscina, que ha llegado hasta nosotros casi en su estado original.
TEMPLO DE CULTO IMPERIAL
Frente a la basílica, al otro extremo del Foro, se encuentra el templo de culto imperial, recientemente excavado, que constaba de tres naves separadas por columnas, y que tenía, en su cabecera, una exedra pavimentada en mosaico; a esta zona absidiada se accedía por unas escaleras hoy reconstruidas.
De este lugar procede una rica serie de capiteles que pertenecieron al edificio original, y que fueron reempleados en construcciones posteriores en época tardorromana y visigoda.